Rubén Rivera se caracterizó por conectar una gran cantidad de cuadrangulares a lo largo de su carrera profesional, pero hay un imparable que no puede olvidar.
Se jugaba el cuarto partido de la Serie Mundial de 1998, cuando los Yanquis de Nueva York enfrentaban a los Padres de San Diego. La pizarra estaba a favor de los Yanquis 3-0, y Rubén iba a tomar un turno muy especial, porque se iba a enfrentar a Mariano Rivera, su primo.
"Fue un momento de muchos nervios para los dos. Él se reía y yo también, pero era de los nervios. Sabía que en Panamá estaban pendientes", dijo a Triple Play Rubén, quien sacó la mejor parte de este interesante duelo, al conectar un imparable por todo el jardín central del Qualcomm Stadium.
Ver También: Campeonato mayor aún no corre peligro
"Lo único que pensaba era no poncharme. Pude conectar la bola al 'center Field'. Al final del partido, conversamos que estábamos nerviosos, y él Mariano me dijo que yo estaba amarillo. Nos comenzamos a molestar. Fue la única vez que nos enfrentamos", manifestó Rubén, quien ganó la Serie Mundial de 1996 con los Yanquis.
Ver También: Mariano y Ramiro no podían faltar
"Esa serie fue difícil y emocionante porque venía de los Yanquis. No pudimos hacer nada, solo fueron cuatro partidos. Scott Brosius acabó con la serie", agregó.
En ese partido, Rubén conectó de 4-3, mientras que en toda la Serie Mundial bateó para .800, al conectar cuatro imparables en cinco turnos, con dos dobles y una carrera empujada.
Jugó nueve campañas en las Mayores.
Esa serie fue difícil y emocionante porque venía de los Yanquis. No pudimos hacer nada, solo fueron cuatro partidos.
64
jonrones sonó en las Grandes Ligas.
Fue un momento de muchos nervios para los dos. Él se reía y yo también, pero era de los nervios. Sabía que en Panamá estaban pendientes.